Yo uso el viejo truco secreto ancestral transmitido de generación en generación de sumergirla en el agua del propio retrete (dándole vueltas en girociclo) cuando limpio los restos de la maldición humillante del ser humano que deben ser purificados de nuestro Trono de la Miseria Existencial Necesaria.
En el cubículo de la escobilla pongo, además, lejía diluida en agua. Una vez a la semana, domingos por la mañana, cuando limpio los baños, sumerjo la MiniEscoba del Deshonor en un cubo de lejía diluida en agua y limpio a base de darle vueltas y más vueltas a la zona de las cerdas (qué bien aplicado nombre); sujeta en el exterior fuera del agua la parte plástica del mango por mi atormentada garra de simio evolucionado; como cuando la sumerges en el agua del vejatorio trono de níveo color.
¿Estaré equivocado en algo y perdiéndome lo mejor de la vida para resolver de maneras más astutas tal menester indecoroso? Como decía Groo: ¿Habré errado?
De regalo, unas fotos cuquis de tazas artísticas, que nunca viene mal. Abramos Debate Tenebroso. Yo os convoco, seres que dilucidáis acerca de las sombras de la existencia mamífera y lo oculto y escalofriantemente propicio a evitar que se cierne en ellas.
Yo cuando hago limpieza general una vez por semana o cada dos meto lejía en el inodoro para, poco después, meter la escobilla dentro del agua con lejía durante unas horas y que así se desinfecte todito todo.
De verdad. Muchas veces lo he limpiado con Karcher. Hasta el suelo de la ducha limpio con Karcher en ciertas ocasiones (es un suelo hecho de piedrecillas, muy monas, pero con recovecos que no siempre apetece limpiar cepillando o fregando). Solución: meter manguera y karcher y fuera problemas.