El problema es que vivir engañado con ese sesgo cognitivo sin cuestionárselo siquiera lleva a pensar colateralmente cosas como que «todo el mundo acaba recibiendo lo que merece», «si a alguien le ha sucedido algo malo, por algo será» y cosas similares. La falacia impone un erróneo sentido de la justicia al universo, a creer en la meritocracia por encima de otras influencias (y del propio azar que nos rodea) y a reconfortarnos con sólo «portamos bien».
El Universo no es ni benigno ni hostil, simplemente indiferente a las preocupaciones de seres tan insignificantes como nosotros"